Lo hemos visto en las noticias todas estas semanas, Italia esta sufriendo junto con muchos países del mundo por el Coronavirus. Claro que este pasado fin de semana las cosas tomaron un sentido trágico que simplemente me llena de lagrimas.
Italia es uno de mis países favoritos. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Es una combinación de cosas que hacen que este país sea un gran destino para visitar.
He tenido la bendición de visitarlo varias veces, y cada vez descubro algo fascinante en esta tierra, especialmente el lado humano y amigable de su gente.
A continuación te relato una de mis aventuras en la bella Italia. Esta tuvo lugar en agosto del 2019.
Salí del hotel en Brinsidi rumbo desconocido a caminar por la ciudad. Según yo, esa es la mejor forma de conocer una ciudad nueva, simplemente perdiendosepor ella. Brindisi es una pequeña ciudad junto al mar mediterráneo. Es un Puerto importante con destinos a Albania o a las islas de Grecia.
Entre a la oficina de turismo a buscar un mapa, sí todavía me encantan los mapas de las ciudades. Los colecciono. La oficina tenia un sorprendente museo, el cual sin duda recorrí y tome fotos. Converse con la gente y les pregunte que lugares visitar. Ellos por supuesto lo marcaron en el mapa.
Al salir de ahí me encontré con un caballero mayor que me saludo y me pregunto de dónde era. Los italianos son tan amigables en su forma de hablar que no te sorprendería que de un momento a otro te comiences a confesar y relatar tu vida a un perfecto extraño. Los italianos tienen el don de escuchar, especialmente cuando ya llegan a mayores.
Al seguir hablando con el caballero le dije que simplemente estaba visitando la ciudad. Brindisi no es tan turística como el resto de Italia, eso le llamo la atención así que prosiguió y me dijo que tenia que visitar el museo Arch Provinciale. Amablemente me señalo en el mapa, se despidió y siguió su camino en bicicleta en la dirección opuesta a la que yo iba.
Seguí caminando un poco incrédula, después de todo la recomendación venia de un perfecto extraño. Pero como el museo estaba tan cerca, decidí ir. Para mi sorpresa el museo era gratis y tenia una colección de artefactos romanos impresionantes. Me dio muchisima alegría seguir el consejo del caballero.
Al salir del museo me encontré con el caballero de nuevo, el iba andando en bicicleta a la iglesia que estaba cerca. Me llamo de nuevo y me pregunto si me gusto el museo. Le conteste que sí y seguimos hablando por un rato. Me conto que tenia un hijo viviendo en Nueva York, que era bailarín. Me mostro videos y fotos de él. Yo le conte que me encantaba viajar a lugares no muy turísticos. El me sonrío y dijo que tenia que visitar Tempietto di San Giovanni al Sepolcro –¡bellísimo! Me apunto un par de cuadras por esa calle y se marcho en su camino.
Otra vez sonreí al darme cuenta que estaba siguiendo instrucciones de un perfecto extraño y más encima para ver una iglesia. Eso de visitar Iglesias no es mi cosa, sobretodo en Italia que esta llena de ellas. Pero con el énfasis que el menciono “bellísima” pensé que debía ser una iglesia bonita. Así que proseguí en dirección a la iglesia.
Al llegar a la pequeña iglesia me quede boca abierta por sus murales interiores. La iglesia es del año 1.000 y es modelada a la tumba de Jesús en Jerusalem. La iglesia sirvio como lugar de peregrinaje para muchos o como un recordatorio para los que venían de Jerusalem. Las fotos que tome no le hacen justicia.
Al salir de la iglesia me volví a encontrar con el caballero. A estas alturas ya estaba convencida de que este señor me estaba siguiendo. Me pregunto por los murales, a lo cual solo pude responder “bellísimo”, como me hubiera gustado haber podido hablar italiano.
Seguimos hablando, el en italiano y yo es español. Al fin le pregunte su nombre, a lo cual contesto Nikolai, yo le di mi nombre. A estas Alturas éramos amigos del alma así que nos tomamos una selfie juntos, e intercambiamos números en WhatsApp para enviarnos la foto.
Conversamos por un buen rato, hablamos de política, geografía, economía, y familia. Arreglamos el mundo con nuestros comentarios al igual que reírnos de la confusión que teníamos entre el italiano y español. Luego nos despedimos y cada uno siguio su camino.
Al fin del día salí conociendo lugares en Brindisi que no están en ninguna guía turística. Gracias a la amabilidad de un perfecto extraño.
Este es solo un ejemplo de lo amigable que es la gente italiana, tengo muchos más relatos con su gente que algún rato les voy a contar.
Mis oraciones están con Italia y todos los países afectados durante este extremadamente tiempo difícil por el Coronavirus.
He de esperar que nosotros estemos comenzando a tomar conciencia del virus. En lo possible nos quedemos en casa para no propagar más esta epidemia. #quedateencasa